Yo, Nacho y el marqués (jajajajajaja)

Hoy he vuelto a ser ruin. Si no fuera por estos momentos, sería un político tristón. Que me va la marcha lo sabe hasta el apuntador y hoy ha sido uno de esos días que justifican mi vida como político entregado al ciudadano. Me he sentado en la misma mesa que Nacho González, del CCN, y entre ambos nos hemos repartido unos cuantos cromos en menos que canta un gallo. Ya sé que fuimos enemigos irreconciliables, pero no hay nada que una buena jugada de póker arregle de un plumazo. Su partidito (esa cosa llamada CCN) irá con nosotros a las elecciones del próximo día 20 de noviembre. Yo le he regalado dos plazas en el Senado y él me ha servido en bandeja todo un espectáculo en el Cabildo de Gran Canaria, en el que gracias a mi operación me he quitado de encima a los consejeros de CC en mi cruzada contra todo lo que huela a Paulino Rivero y sus secuaces.

Sí, ya sé que ahora tendré que calmar a los trepas de mi partido que querían ir en las listas al Senado, pero eso es lo de menos, en el PP de Canarias quien me contradiga ya sabe que tiene un pie fuera de la gloria. Y sí, ya sé que Nachito pidió hace poco tiempo la independencia de Canarias y que ahora irán por ahí diciendo que si pactamos con independentistas. La verdad es que para esto último tampoco tengo muchos argumentos, pero qué más da. Es lo de menos.

Mi cruzada soriana no tiene límites y, como habrán podido comprobar, estoy dispuesto a rescatar a cadáveres políticos del PP y antiguos enemigos con tal de barrer en las elecciones del 20-N y demostrarle a Rajoy que yo, y solo yo, reúno todas las condiciones para ser un magnífico ministro de lo que sea. Sí, ya sé que no está bien visto salir en la foto con un mangante como González Arroyo ni con un independentista de plastilina como Nacho, pero el fin sí justifica los medios.